viernes, 30 de marzo de 2012

Día 9 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta De Rey

“PASANDO ORDUNTE ENTRAMOS EN VIZCAYA”

Día 9: Villasur de Mena - Matienzo
Fecha: 05/08/2003
Distancia aproximada: 40 Km.

A las seis y cuarto diana. Nos comemos nuestro desayuno y dejamos tiritando lo del resto de inquilinos. Bien es cierto que no estaba racionado.

Nos ponemos en marcha a las siete, pues debemos subir Ordunte cuanto antes si no queremos deshidratarnos en el intento. Setecientos metros de desnivel con 40 grados no es para tomarlo a broma. Salimos de Villasuso de Mena con destino a Sobreviñas, donde comenzaremos la ascensión. El camino hasta Sobreviñas es puro trámite. Casi hay más pueblos que camino: Paradores de Concejo uno y de Taranco otro, Campillo de Mena, Las Bárcenas de Campillos, La Nosa, Burceña y por último Sobreviñas.


Momentos previos a la ascensión de los Montes de Ordunte situados al fondo

Ya en Sobreviñas preguntamos a un viejete de ojos claros por el camino del Portillo de Breña, paso más natural de Burgos a Vizcaya por Orudunte. Recibidas las indicaciones, comenzamos a subir. Subimos con alegría y a buena hora estamos en el Portillo de Breña. Despedimos Burgos, con sus ocho días y sus ocho noches, y entramos en Vizcaya con destino a Lanzas Agudas. Faltos de agua, comenzamos un descenso interminable. Bien pasado el mediodía descendemos dirección a una vaguada con la esperanza de encontrar agua, pero solo hayamos “pacina”. Decidimos comer ya que estamos, y repartir a partes iguales el litro de agua que tenemos. A duras penas tragamos ni medio bocadillo. Ni ayudados con el poco agua que tenemos conseguimos tragar la bola en la que se ha convertido un jugoso bocadillo de tortilla de bonito.

No vacilamos ni un instante, no se puede estar sin agua con estos calores en medio de ninguna parte. Nos proponemos llegar a Lanzas agudas cuanto antes. Desandamos cuesta arriba el camino que nos ha llevado a la vaguada, y comenzamos a descender de nuevo en busca de Lanzas Agudas.

Llegamos a Lanzas Aguadas después de mucho andar y con la fuente entre ceja y ceja, pero hemos encontrado antes la taberna. En corro nos reciben los paisanos que a esa hora están de café y copa. Asombrados han quedado de vernos llegar a tan intempestivas horas con semejantes mochilas.


Poza en Lanzas Agudas. Gonzalito en acción.

Intentamos ser más educados que ansiosos, pero la sed nos pudo, y entre palabra y palabra bebemos sin juicio unas fresquísimas cervezas con limón. Qué placer tan terribilísimo. Saciada la sed hemos podido dedicarnos a conversar tranquilamente y contestar a las preguntas de nuestros contertulios. Menos mal que había taberna, porque según nos han dicho en el pueblo no hay agua ni en la fuente ni en los grifos. Preguntamos por un lugar para bañarnos, comer/merendar y echar la siesta, y esta vez sí nos han mandado a un sitio cojonudo: una poza de cuatro metros de hondo donde hemos disfrutado como enanos. Echada la siesta, salimos tranquilamente aunque amenaza tormenta. Llegamos a pueblo grande, Carranza, pero no encontramos camas. Una camarera con muy mal sentido de la medida nos dice que a dos kilómetros aproximadamente hay un agroturismo que tiene camas. Hemos encontrado el agroturismo y por suerte tiene camas, pero no estaba a dos kilómetros sino a cinco y cuatrocientos metros de desnivel más arriba. Encima se desvía de nuestra ruta. Como los toritos empezamos a subir y a subir y subir.... hacia las once de la noche llegamos a el último y más alto caserío de Matienzo. Cuando nos han visto llegar, de broma, nos han tratado de extraterrestres, incluso bromearon sobre si tenían o no camas para nosotros. Por suerte sí.

Vaya día! Creíamos que subiendo Ordunte estaba todo hecho pero estábamos equivocados. Descender ha sido peor, y por si fuera poco sin agua. Encima, como si nos sobraran las fuerzas, a última hora nos pegamos una pechada de aupa que tendremos que desandar mañana. Pero bueno, alegría, mañana es el último día si todo sale bien.

Para mañana hay dos opciones: hasta el destino por carretera o por montaña como manda la línea recta norte. Lo que diga el tiempo.

continuará...

miércoles, 28 de marzo de 2012

Día 8 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta De Rey

“JODIDOS ANDÁBAMOS... PERO LA SUERTE NOS ACOMPAÑA”

Día 8: Betarres – Villasur de Mena
Fecha: 04/08/2003
Distancia aproximada: 40 Km.

Para variar nos levantamos pronto. El matrimonio nos había pedido que echáramos el candado de la cabaña cuando nos fuéramos, pero justo antes de salir Pedro Ignacio nos pregunta que si hemos cogido todo. Decimos que sí pero es que no. Nada más cerrar dice Gonzalito que le faltan las botas que por supuesto están en la cabaña.

Pues nada, hasta que nos hemos hecho con la llave nos han dado las nueve y el sol ya pega de muchos cojones.

Salimos con fuerzas retenidas y caminamos por la vera de un río que nos lleva a Momediano, donde a las diez y media de la mañana un termómetro al sol marca 42º. Un paisano nos dice que el día anterior a él se le reventó un termómetro que al sol tenía. Nos refrescamos en la fuente y preguntamos por el camino que por el monte va a Villaventín. Los paisanos nos dicen que por el monte no se puede ir, que está muy cerrado. Así que por carretera nos mandan a Paresotas para luego ir a Villaventín.

Llegando a Paresotas pasa el panadero con la furgoneta para vender el pan, y como una exhalación los hermanos salen corriendo con mochila y todo detrás de la furgoneta. Hace falta tener correas, pero sobretodo hace falta tener hambre y no tener pan. Ya en Paresotas una chica muy maja y bien parecida nos abre el bar, que para más información es la sacristía de la iglesia. Nos tomamos la cervezas con limón de rigor, charlamos un rato con la chica y acto seguido nos dirigimos a Villaventín.

De camino a Villaventín no sabemos si el calor hace crepitar las zarzas o los sesos nos están acartonando ¡la virgen que calor!

Aunque andamos apurados de tiempo, debido al calor a la una decidimos parar a comer en Villaventín, pero para más INRI comprobamos que no hemos llegado a Villaventín sino a Castresana. Tanto de lo mismo, mantenemos la decisión de parar, nos refrescamos, comemos, nos curamos los pies y nos echamos, como cada tarde, la necesaria siesta a la sombra del la iglesia.

Debemos salir cuanto antes para llegar a Sopeñano (al otro lado de los Montes de la Peña) a comprar comida. Sin ella será imposible pasar los Montes de Ordunte. Así que con la fresca, a las cinco de la tarde salimos hacia Villaventín. De Villaventín nos toca pasar los Montes de Peña por el Puerto de la Magdalena. Nos ha costado trabajo dar con el dichoso puerto, y de regalo hemos subido doscientos metros de más. No es mucho, pero a esas alturas de jornada es hacer el tonto. Aun así, ha merecido la pena. La ascensión nos brinda la panorámica mas bonita de todo el viaje: el valle de Mena visto desde los montes de la peña. Mientras contemplamos el paisaje hemos desechado la idea de llegar a comprar a Sopeñano. Ya nos la arreglaremos.

Panorámica del Valle de Mena y los Montes de la Peña

Bajamos al valle por unos frescos hayedos mientras empezamos a ansiar una ducha y una cama. Llegados a Sopeñano y creyéndonos en el fin de la jornada comprobamos que es mentira. En Sopeñano no hay ni tiendas, ni camas ni nada.

Hacemos las gestiones oportunas por teléfono y encontramos casa rural en Villasur de Mena, a unos cinco kilómetros. Andarlos los hemos andamos, pero nos han sabido a hostias en vinagre. De camino, por suerte, encontramos una cervecería donde cenamos bien después de mucho esperar. Además nos han preparado la comida para el día siguiente, pero tenemos que recogerla más tarde.

Después de cenar vamos a la casa rural y echamos a suertes quien se ducha primero, ya que los dos que se duchen primero deben volver a la cervecería a por la comida del día siguiente, es decir, un par de kilómetros de regalo. Al final, como debía ser, la suerte se ha puesto de parte del que más lo necesitaba.

Por fin a las doce de la noche estamos duchados y acostados los cuatro en una habitación de tres. Antes de dormirnos dejamos una nota de agradecimiento a la dueña de la casa y de regalo una botella vino que nos regaló el Dr. Iriondo.

Debemos levantarnos a las seis y cuarto, así que poco tardamos en dormirnos.

Por suerte los planes han salido bien y hemos conseguido nuestro objetivo. Mañana podremos subir Ordunte con la comida que tenemos.

continuará....

lunes, 26 de marzo de 2012

Día 7 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

“POCA PERO BUENA GENTE”

Día 7: Frías - Betarres
Fecha: 03/08/2003
Distancia aproximada: 35 Km.

El montañero de Palencia se fue al alba sin hacer ruido. Para cuando nos levantamos nosotros son las siete de la mañana, pero entre “ponte bien y estate quieta” no salimos hasta las nueve.

De nuevo en busca de la línea recta norte nos dirigimos a Quintanamaría. La misma bella estampa que nos recibió, nos despide. Atrás queda Frías con las montañas como telón de fondo.

Mientras caminamos, comentamos un sinfín de cosas que nos alegran la marcha. Es Domingo, pero a nosotros “lo mismo nos da entre semana que a diario”. Al resto de la gente no.

Casi sin darnos cuenta pasamos Quintanamaría, que se queda a la derecha, después Lozares de Tobalina y Bascuñuelos. El siguiente pueblo es Cardiñanos, pueblo que nos da paso de nuevo a la línea recta norte. Es aquí donde, por suerte, preguntamos a un andarín conocedor del terreno. Nos informa con detalle, como ninguno lo hizo en todo el camino. Gracias a ello, la ruta que en principio parecía complicada por lo agreste, desconocido y despoblado de la zona, se nos antoja ahora un camino de flores. Nada más lejos. En el primer pueblo, Pedrosa de Tobalina, nos despistamos y nos pasamos el camino que nos debía llevar a Valujera. Esto nos obliga a andar por carretera y de nuevo los pies se nos cuecen sobre el asfalto al sol del mediodía. Por fin una empinada cuesta nos lleva a Valujera. Preguntamos por el camino a Lechedo, y después de un rato de mucho calor, polvo y alguna sombra, llegamos a Lechedo, pueblo este, igual que el anterior, de pocos habitantes en verano y no sé si alguno en invierno.

Acampamos al lado de la iglesia y, antes de comer, hacemos la colada en la fuente y aprovechamos para lavarnos nosotros. Comemos mala comida en una triste porción de sombra que la iglesia nos regala. Después de comer echamos la siesta más calurosa hasta el momento nada más despertar emprendemos viaje una vez recogida la ropa que donde hemos podido hemos tendido.

El siguiente pueblo es Hierro. Lo alcanzamos previa ascensión de unas rampitas muy majas. En la carretera crece el verde lo que nos indica que a excepción del perro, que por cierto no nos ha dejado coger agua en la fuente, y los caballos de raza losina, en el pueblo no deben vivir más de dos personas echando por lo alto. La iglesia del pueblo, con campanillo pero sin campanas, y algunas casas blasonadas son solo el recuerdo de lo que algún día debió ser un pueblo próspero. Hoy, la maleza que crece por doquier y la mayoría de casas abandonadas y ruinosas convierten a Hierro un pueblo bastante tétrico e inquietante.


En Hierro seguro que eramos mayoría

Abandonamos Hierro con algunas dudas sobre el camino a seguir. Ascendemos levemente mientras matamos el rato con juegos absurdos y payasadas varias que nos arrancan carcajadas que en ocasiones nos impiden avanzar. Llegamos a un cruce de caminos, dudamos, pero de nuevo la suerte nos acompaña. Un conductor que por allí pasaba nos indica el camino a Betarres, nuestro destino. Descendemos entre pinares y un nuevo cruce de caminos nos hace dudar, pero tomamos la decisión correcta.

Caballos de raza losina sueltos por el monte

Después de un rato caminando no se ve Betarres por ningún sitio y amenaza tormenta. Por fin lo avistamos a la vuelta de un cruce y aceleramos la marcha. Ya trona y relampaguea, y según entramos en Betarres un cabrón de perro de presa se tira a por nosotros y nos deja helados ¡con la sudada que llevábamos! Gracias a que salieron los amos (que con el perro sumaban la casi la mitad del pueblo), un matrimonio muy amable que pronto se mostró generoso.
Preguntamos por la iglesia para dormir en el pórtico, pero ni había iglesia ni había pórtico. Y aquí empezó lo bueno. Lo que pensábamos que iba a ser una noche pasada por agua y triste embutido envasado al vacío de rancho, se convirtió en todo lo contrario. El matrimonio y el doctor Iriondo (el último de los habitantes que conocimos y quien según nos dijeron tenía fama de ser uno de los mejores cirujanos de Vizcaya), nos ofrecieron una cabañita de madera para dormir, nos dieron de cenar ensalada y fruta fresca por un lado, y por el otro jamón y tres botellitas de Rioja. Acojonante: cuando empezábamos a bien cenar, empezó a llover. ¡Qué placer tan terrible: cenar jamón, beber rioja, ensaladita recién cogida de la huerta, bajo techo mientras llueve y sin esperártelo! ¡así da gusto!

Nos acostamos tan pronto como cenamos pues en el pueblo no había luz, pero entre el calor que hace en la cabaña y el ruido que hacen los zorros rebuscando entre nuestras sobras, poco dormiremos..

Aunque el día ha sido muy duro, ha merecido la pena. Aún queda buena gente por el mundo... A dormir que mañana no va a ser moco de pavo.

continuará.....

viernes, 23 de marzo de 2012

Día 6 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

“¿NO HABÍAMOS VENIDO A ANDAR? PUES ARREANDO”

Día 6: Briviesca - Frías
Fecha: 02/08/2003
Distancia aproximada: 40 Km.

Nos levantamos con las gallinas, y para las 7 y poco estamos listos, mochilas preparadas, hechas las curas de rigor y dispuestos con mucho ánimo para comenzar el día. Desayunamos con ganas pensando que quizá pasé un tiempo hasta que podamos repetirlo.

Tomamos de nuevo por el camino que discurre paralelo a la vía del tren. El camino se hace entretenido y con la fresca da gusto andar. Gonzalito nos ameniza el viaje con juegos que se le ocurren sobre la marcha, y así, entre pitos y flautas llegamos a las proximidades de Quintanillabón. Allí a un buen hombre, que a juzgar por el coche que tiene aparcado debe estar regando la huerta por afición, le preguntamos por el camino de Busto de Bureba. Nos comenta que todos los caminos van a Busto, como si de Roma se tratara. Insistimos y le preguntamos por el que vaya más a derecho. Total que con sus buenas indicaciones y nuestro buen ritmo, para el mediodía hemos recorrido fácil más de la mitad del camino programado.

En Busto nos ofrecen agua fresca y vino. Aceptamos de lo primero aunque dicen que para andar el camino es mejor de lo segundo. Preguntamos por el camino más derecho al Portillo de Busto, y sin pensarlo comenzamos a ascender con toda la solanera sobre nuestras cabezas. A la que subimos vemos frutales, pero ni tocarlas nos ha dejado el amo de unas ciruelas que hemos querido coger.


De camino hacia el Portillo de Busto

Una sudada nos ha costado el dichoso portillo, y con la que cae no dudamos en bajar del revés lo que hemos subido por el derecho.

La bajada a la Aldea del Portillo de Busto es criminal, el calor y el desnivel de la carretera nos abrasa lo pies. Llegados al pueblo, y aunque con hambre, lo primero que hacemos es meter los pies y la cabeza en la fuente. Una vez refrescados, preguntamos por un sitio fresco donde comer y echar la siesta. Nos mandan a unas choperas al lado del río como si nos mandaran al jardín del Edén, pero lo que hallamos es, sobre todo, zarzas y bichos. Da igual, lo importante es descansar y “el Ina” hasta siesta ha echado. Es más, creyendo que mal estábamos ahí, aun hemos dado con otro que estaba peor, comiendo en el lado contrario al nuestro, con menos sombra y peor comida. Cuatro palabras he cruzado con él, pues no estaba el tiempo para estar cascando a lo tonto. Le cuento que somos de Huerta de Rey, a lo que me responde que qué pintábamos por allí, que había estado en Huerta de acampada y que aquello era mucho más bonito. Nunca sabremos si hablaba el o la insolación que ya sufría.

Ya por carretera nos dirigimos a Ranera, donde un viejete muy avispado nos vende un porrón de cervezas con limón y otro no tan viejo nos refresca con la manguera. Pasado el estrecho cañón que va a dar a Tobera, nos dirigimos a Frías. Bonito pueblo que nos recibe con una bella estampa de su caserío, castillo, iglesia, murallas y demás.


Puente en el cañón de Tobera

Nos dirigimos al camping ansiando una ducha y algo de comer, pero manda huevos que hay mercado medieval en Frías y el camping está lleno. La noticia nos la comunica un montañero palentino que luego nos acompañará a dormir al raso.

A falta de ducha unos nos bañamos en el Ebro y otros en la fuente. Cenamos con hambre y decidimos dormir debajo de uno de los puentes: el medieval o el moderno. Cuando a ello vamos un buen hombre nos dice que para dormir bien, mejor en las eras que señala. Ni lo dudamos. Al raso y con un compañero más nos dormimos mirando las estrellas.

La jornada ha sido larga y nos hemos pegado buen tute. Hemos avanzado mucho, casi mapa y medio. Estamos ya muy lejos de casa y si no fuera porque estamos en Frías diríamos que ya huele a salitre. Será el Ebro.

continuará......

jueves, 22 de marzo de 2012

Día 5 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

“POR FIN BRIVIESCA”

Día 5: Cueva Cardiel – Briviesca
Fecha: 01/08/2003
Distancia aproximada: 13 Km.

A las 10, con el Sol ya en lo alto nos despedimos del Cantinero. Parece que ha dormido acompañado de la hija del alcalde del pueblo y no ha tenido prisa por ahuecar. Antes de separarnos le prometemos una postal cuando lleguemos al mar.

Seguimos atravesando la Bureba y sus secos campos de cereal. Pasamos sin parar por Alcocero de Mola hasta el cruce con la Nacional 1, carretera que nos lleva hasta Prádanos de Bureba. Allí, a falta de fuente con agua, unos paisanos nos rellenan las cantimploras y nos indican que para llegar a Briviesca sólo hay que seguir el camino que discurre paralelo a la vía. Es cierto. A las 2 estamos en Briviesca y de nuevo volvemos a ver a mas de 10 personas juntas.

Hacemos gasto de pensión completa y la colada por nuestra cuenta. En un momento nuestra habitación parece la habitación de los “quinquis” con ropa tendida por todos sitios. Solo nos ha faltado hacer lumbre.

Después de la ducha, la comida, el aprovisionamiento, las cervezas con limón , la visita al “Muga”...y en definitiva, pasar una merecida tarde de descanso, terminamos haciendo estiramientos en el mirador de la localidad.

Sin muchas contemplaciones y después de cenar bien, nos acostamos con la siguiente jornada en mente.

Llevamos 5 días y estamos con ánimo tras llegar al ecuador de la andadura. Mañana nos esperan los Montes Obarenes y por unanimidad hemos decidido pasarlos por el Portillo de Busto. Aunque esto supone desviarnos de la línea recta norte y hacer más kilómetros de cuenta, no nos importa. Las rutas a través no nos inspiran confianza y creemos que a la larga avanzaremos más. Para mañana, destino Frías. 40 Kilómetros nos separan.

continuará.....

martes, 20 de marzo de 2012

Día 4 - Andanzas y desamdanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

“CUEVA CARDIEL, BUENA CANTINA Y MEJOR CANTINERO”

Día 4: Villasur de Herreros - Cueva Cardiel
Fecha: 31/07/2003
Distancia aproximada: 30 Km.

¡Levántate a 7:30 para salir a las 9! Atravesamos los Montes de Oca mientras la Sierra de la Demanda y el Pantano de Uzquiza nos despiden.

Sierra de la Demanda y Pantano de Uzquiza

El camino se nos hace ameno, tan ameno, que lo perdemos. Tras varias horas de camino entre pinares aparecemos en la cola de un pantano, aunque según nuestras cuentas deberíamos haber llegado al alto de la Pedraja. Para más amolar el pantano no aparece en los mapas por lo que nuevas dudas nos asaltan. Creemos saber donde estamos, pero no estamos seguros de creer que lo que creemos saber sea cierto. Después de varias desandadas, cuesta para arriba cuesta para abajo, intentamos buscar un punto que nos ofrezca amplia panorámica del pantano para poder decidir la forma mas corta de bordearlo. Por fin divisamos al fondo Villafranca Montes de Oca, y después de encontrar la tupida senda que allí nos lleva, la andamos con la comida en la mente y la saliva en la boca.

En Villafranca nos lavamos y hacemos aprovisionamiento en la farmacia. Los boticarios nos confunden con peregrinos del Camino de Santiago, pero nuestro camino es el Norte, no el Oeste.

Comemos en “El pájaro”, de menú lo que nos dan a elegir, nos damos licencia de repetir de agua, de pan y de rebañar el plato. Una vez comidos, echamos la siesta a la sombra de la iglesia con otros peregrinos que sí lo eran. Esta siesta y la noche anterior en el pantano son lo únicos momentos de frescor del viaje.

Salimos con destino a Alcocero de Mola por una carretera que para nada invita al paseo y mucho menos a esas horas. Siendo así, nos desviamos por un camino, y alguno, con ganas de hacerlo bien lo hace mal, y un trecho nos ha tocado andar por unos tupidos aliagares. Llegamos a Villalómez y echamos una cervezas con limón. Continuamos viaje, y en Cueva Cardiel paramos para echar otras, pero algo tenía esa cantina. Roberto, el cantinero, sin más ni más nos ofrece alojamiento gratis tras conocer nuestra historia. Aceptamos su invitación y acertamos de lleno. A precio casi regalado cenamos cangrejos, hongos, callos, unos revueltos ..... vamos, teta de novicia.

Despidiéndonos de Roberto el cantinero

Las instalaciones no daban para mucho, pero sólo su hospitalidad y buena intención bien valen por un cinco estrellas.

Hemos tenido buena velada con Roberto el Cantinero. Nos cuenta que es de Ermua, que llegó al pueblo con un amigo y que se ha quedado a cambio de abrir el bar y disfrutar de la casa en la que vive. Muchas y diversas utilidades le da Roberto tanto al bar como a la casa, y lo mismo te plancha un huevo que te fríe una camisa. Según nos dice, da comidas, hace fiestas y durante una temporada hasta de casa de lenocinio tuvo su hogar. Actividad esta última que tuvo que abandonar, según nos dice, porque andaba muy alterado el pueblo y la guardia civil andaba con la mosca detrás de la oreja.

Antes de dormir, creo que los cuatro cerramos los ojos con la impresión de estar en las casas de nuestras respectivas abuelas.

cotinuará........

viernes, 16 de marzo de 2012

Día 3 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

“PRIMER GRAN TUTE POR LA SIERRA DEL MENCILLA”

Día 3: San Millán de Lara – Villasur de Herreros
Fecha: 30/07/2003
Distancia aproximada: 35 Km.

A las 7 diana, recogida y desayuno. A las 8 en marcha hacia Tinieblas.

Nos surgen dudas sobre el camino a seguir ya que la senda no es clara ni es recorrida ya por casi nadie. Mientras nos lo pensamos aprovechamos para tirar de pantalón por los silvestres campos.

Al final nos decidimos por una senda muy poco transitada, bonita, pero muy cerrada y llena de barro pese a los rigores del verano. En algunos tramos, cual jabalís sin rumbo, atravesamos tramos de mucha maleza bien tupidos de zarzas. Ha claudicado alguna de nuestras colchonetas, pero al final, después de un rato por la sombra salimos de nuevo a un Sol inclemente que nos amenaza desde lo alto.

En Tinieblas a las 10 de la mañana cogemos agua en la fuente antes de que lo corten. ¡Menuda suerte! porque de lo contrario lo hubiéramos pasado mal.

A las 10:30 comenzamos la ascensión de la Sierra del Mencilla. Menuda rampa, 700 m. de desnivel a cuchillo. Rompemos a sudar ¡vaya tute!

Como si de fuerzas andáramos sobrados subimos hasta el Plantizo (200 metros de más), esfuerzo del todo innecesario. Caminamos por las cumbres durante horas al Sol, atravesamos distintos picos y cortafuegos tan secos y polvorientos que en ocasiones los pies se hunden hasta los tobillos. A las tres de la tarde alcanzamos un refugio con sudor y polvo hasta en los dientes. Comemos en la poca sombra que nos ofrece el refugio y echamos la siesta hasta que la sombra deja de existir.

Apenas tenemos agua, por lo que decidimos dirigirnos sin más contemplaciones a Urrez. El descenso es largo y cansino. Repartimos a partes iguales entre los cuatro el poco agua que nos queda. A las 17:30 llegamos a Urrez para comprobar estupefactos que la fuente está seca. Nuestro gozo en un pozo y la cara de tonto que se te queda. Menos mal que dos paisanos muy gentilmente nos llenan las cantimploras pese a que el aspecto que llevamos no es precisamente el cuatro pinceles. En agradecimiento les regalamos un destornillador que hemos encontrado en el descenso.

Desde la Sierra del Mencilla divisando nuestro próximo destino

Después de llenar los estómagos de agua, y escribo llenar porque realmente nos empanzamos, los terminamos de rebosar con unas frescas cervezas con limón (hip, hip, Urrez). Aunque no hace mucho que hemos comido aprovechamos para ventilarnos los pocos pinchos que tienen en el bar.

Partimos para Villasur por una carretera donde nuestros pies se resienten, pero contentos de haber pasado la sierra. Ya en Villasur, mientras nos tomamos otras cervezas con limón nos informan de que existe un camping a unos 2 Km. Otros dos kilómetros que a nosotros se nos antojan interminables.

En el camping nos damos una necesaria y merecida ducha y hacemos la colada a mano pese a que había lavadora. El agua en el que lavamos se vuelve como el chocolate a pesar de los continuos enjabona-aclara. Especialmente a los calcetines no hay quien les haga volver a su ser, tienen polvo para regalar y pinchos para un vermú.

Después de pasar buena parte de la tarde lavando, decidimos finalizar esta dura jornada con una cena ligera: alubias pintas de primero y chuletón de segundo. No vaya a ser que mañana no almorcemos.

Al calor de una digestión “ligera” dormimos los cuatro en la tienda porque hace mucho viento y los pantanos de Arlanzón y Uzquiza refrescan que da gusto.

Hemos pasado la primera prueba de fuego y estamos contentos. Mañana los Montes de Oca se nos antojan poca cosa.

continuará.....

miércoles, 14 de marzo de 2012

Día 2 - Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

“LLEVAMOS DOS DÍAS Y SEGUIMOS EN CASA”

Día 2: Carazo-San Millán de Lara
Fecha: 29/07/2003
Distancia aproximada: 27 Km.

A las 7 arriba. Desmontar la tienda, recoger las mochilas, primeras tiritas y a las 8 y pico subimos a derecho la Peña Villanueva. Primera pechada del día y esto acaba de empezar. Cruzamos la peña por arriba, y después de contemplar las bonitas vistas que nos ofrece desde sus cortados, bajamos a Ahedo no con poco sufrimiento. El peso excesivo y la cuesta abajo oprime las ampollas contra las suelas de las botas y el descenso se nos hace, a veces, desmoralizador.

De Ahedo, por una vega, vamos hacia Barbadillo del Mercado donde al mediodía saboreamos unas frescas cervezas con limón. Tan buenas nos han estado que declaramos la cerveza con limón bebida oficial de la andadura.

Nos dirigimos al Pedroso con la sana intención de darnos el baño que tanta falta nos hace. Allí, ante los ojos curiosos de algún bañista, con una pastilla de jabón Lagarto para cuatro nos lavamos como podemos y aprovechamos para hacer algo de colada.

Antes de bañarnos en las frescas aguas del Pedroso

El agua del Pedroso más que fresca esta fría, pero saliendo a las dos de la tarde hacia Jaramillo poco nos ha durado el frescor.

De camino, una continúa ola de saltamontes y otros bichos veraniegos nos acompañan hasta el pueblo. Pasamos por unas tenadas y llegamos a Jaramillo Quemado a las 15:30 achicharrados y no por hacer honor al nombre del pueblo.

Comemos juntos rancho de lata, y la siesta la echamos separados, yo en las choperas y el resto en la plaza del pueblo. Despertamos bastante recuperados y listos para continuar la marcha. Antes de salir para San Millán de Lara preguntamos a un paisano por el camino a seguir. Este, muy amablemente, nos acompaña hasta el mismo cruce y nos deja bien claro el itinerario.

Por un camino flanqueado por robles y con el Mencilla al fondo, llegamos a las proximidades de San Millán, donde nos espera el coche de apoyo por última vez. Nos deja las provisiones que necesitamos para dos o tres días y se va. Con el se va el apoyo, el no tener que llevar la comida a la espalda, el poder contar con alguien que nos eche una mano....... incluso para alguno se ha ido hasta la novia (eso sí, no para siempre).

Ya sin las botas y en frío, parece como si andáramos sobre ascuas. Las ampollas se dejan sentir con todo su esplendor que no es poco.

De anochecido nos dirigimos al bar a echar unas cervezas con limón. y a pasar el parte de guerra a casa por aquello de que no se preocupen, que aunque jodidos estamos contentos.

Acampamos en los soportales de las escuelas sin niños (al menos en esos días) de San Millán de Lara. Algún curioso se nos queda mirando con cara de “pero estos ¿de donde salen?”. Hacemos unos estiramientos dirigidos por “el Gonzalito” y sin mucho tardar nos dormimos. Nuestra fina colchoneta y el suelo nos parecen lecho de reyes.

Para el día siguiente nos espera “el valle de Tuscani” (14 pueblos ningún bar) y la Sierra de Mencilla. Primera prueba de fuego.

continuará......

lunes, 12 de marzo de 2012

Día 1- Andanzas y desandanzas de los cuatro caminantes de Huerta de Rey

Aunque la finalidad principal de este blog apunte a temas relacionados con el BTT y con actividades de la Peña, no queremos dejar pasar ninguna oportunidad de ofreceros experiencias deportivas de todo tipo protagonizadas también por nuestros amigos y conocidos. La entrada que nos ocupa está relacionada con la aventura de cuatro Comelobos-Huertanos en su camino desde Huerta De Rey al Cantábrico., el medio de transporte que utilizaron para tal fin fue el “Sistema San Fernando”, es decir, un ratito a pié y otro caminando. Ya han pasado unos cuantos años desde que la realizaron, pero la riqueza del diario (y de la aventura en si misma) bien merece la pena ser publicado en este nuestro humilde blog.

Vayan por delante las gracias a estos cuatro aguerridos Comelobos por deleitarnos a través de este ameno relato con semejante aventura.
 Mapa, brújula y línea norte……..

ANDANZAS Y DESANDANZAS
DE LOS CUATRO CAMINANTES DE HUERTA DE REY
O LO QUE ES LO MISMO
DE HUERTA AL MAR SIGUIENDO
LA LÍNEA RECTA NORTE
(VERANO 2003)



Manuel García Ruiz 2003-2005

Querido amigo,
Después de mucho tiempo tienes entre tus manos aquel famoso diario que en su día intentamos escribir pero que quedó en agua de borrajas. Me he tomado la libertad de retomarlo a partir de aquellas líneas.

Este "diario a posteriori" que ahora tienes en tus manos solo pretende ser testigo y recuerdo de aquellas inolvidables vacaciones que pasamos en el verano del 2003. He procurado ser objetivo a la hora de escribir y no poner nada que no estuviera en mis recuerdos, lo cual no quiere decir que no existan errores o que algunas de las cosas que he contado no ocurrieran tal y como están escritas. Si es así, disculpa a mi memoria y entiende que el tiempo no pasa en balde.
Te darás cuenta que lo escrito es una mínima parte de todo lo que vivimos, pero he tenido que cortar por alguna parte para que finalmente este diario vea la luz.
Ahora te invito a viajar al 2003 a través de las líneas que continúan y de los recuerdos que a buen seguro tendrás guardados en algún privilegiado rincón de tu memoria.
Te lo dedico.
En Madrid a 20 de Julio de 2005
INDICE
“A CARAZO CON LA CARAJA” 3
“LLEVAMOS DOS DÍAS Y SEGUIMOS EN CASA” 6
“PRIMER GRAN TUTE POR LA SIERRA DEL MENCILLA” 8
“CUEVA CARDIEL, BUENA CANTINA Y MEJOR CANTINERO” 11
“POR FIN BRIVIESCA” 14
“¿NO HABÍAMOS VENIDO A ANDAR? PUES ARREANDO” 16
“POCA PERO BUENA GENTE” 20
“JODIDOS ANDÁBAMOS... PERO LA SUERTE NOS ACOMPAÑA” 24
“PASANDO ORDUNTE ENTRAMOS EN VIZCAYA” 27
“AGUA, AGUA....” 30



“A CARAZO CON LA CARAJA”
Día 1: Huerta de Rey – Carazo
Fecha: 28/07/2003
Distancia aproximada: 17 Km.

A las 10:30, sin prisa, da comienzo nuestra aventura. Una intensa ola calor será nuestra compañera inesperada durante toda la andadura.

Con unas mochilas cargadas hasta las cartolas nos dirigimos hacia Azarroyo con tanta ilusión como sueño. Azarroyo es un bonito vallejo que conduce a Las Navas, donde nace el río Aranzuelo. Pues bien, no habíamos llegado a Las Navas y alguno ya tenía ampollas ¡qué no nos pase nada!

Paramos a almorzar en Pinarejos. Damos cuenta de las primeras viandas de casa más que por hambre por las ganas de quitar un poco de peso. Después de almorzar y coger agua buscamos el camino que lleva a Mamolar por el monte. Encontrado este no tardamos en perderlo, lo que supone desandar lo andado. Es aquí donde surge el nombre de nuestra particular aventura: “Andanzas y desandanzas de los cuatros caminantes de Huerta de Rey” o lo que es lo mismo “De Huerta al mar en línea recta norte”.

Solventadas las dos primeras desandanzas aparecemos en la carretera de Mamolar con un Sol de justicia. A las dos llegamos a Mamolar con buena sofoquina, un poquito reventados y alguno con su particular colección de ampollas.

Comemos en la plaza y allí nos encontramos con el primo Iván, que nos ameniza la comida con historias de sus amores y desamores. Así, entre bocado y carcajada llegamos al café, del café a la ermita y en la ermita siesta hasta las 6. Estamos pujados, hace calor y hay avispas, pero no tardamos en caer rendidos. Al despertar, comprobamos que lo único que se ha movido ha sido la sombra ¡la virgen qué calor!.

Cargamos los bártulos, y a derecho entre aliagares de poca flor y mucho pincho subimos en pantalones cortos la “Peña el Águila”. Hemos hecho mención de ponernos los pantalones largos, pero antes acribillarnos las piernas que ponernos ropa de abrigo.

Llegar arriba nos cuesta una pechada, y en algunos tramos tenemos que bolear las mochilas por lo escarpado del terreno. Una vez arriba atravesamos el Enebral, y antes de bajar la peña divisamos Carazo.


Desde la Peña del Águila mirando hacia Huerta

Ya en el pueblo, “el Javi” y “la Sara” nos reciben con unas cervezas que nos pimplamos a la puerta de su casa mientras charlamos sobre lo andado y que lo que nos queda por andar.
Antes de acampar llegan “el Rodri” y “la Cris” con el coche de apoyo que nos acompañará durante dos días. Nos traen el avituallamiento previsto además de tortilla y filetes que “la Edita”, como buena madre que es, nos manda para que no nos falte por lo menos la alegría de echarnos al buche comida casera.
De anochecido acampamos en la ermita del Sol, nacimiento del río Mataviejas. Para cenar no nos ha tenido que mandar nadie.
El fuego que ilumina nuestras caras también ilumina unas exuberantes y relucientes ampollas que ni nosotros mismos imaginábamos que pudieran estar tan bien nutridas.
Dormimos en la tienda extrañando la cama, con la impresión de que alguien merodea fuera.
Suponemos que esto va a ser más largo de lo que pensábamos. Hemos hecho pocos kilómetros y estamos descojonados. En fin, mañana ya veremos. A las 7 arriba.

continuará..........